domingo, 21 de septiembre de 2008

.Los pibes bandera.


Los pibes banderas*

29/09/06
*Por Carlos del Frade
(APE).- Norte de la provincia de Santa Fe. El viejo territorio de La
Forestal
, la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado,

embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques
en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la
desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales,
provinciales y regionales durante más de ochenta años.
Las Petacas se llama el exacto escenario de la terraza del segundo
estado argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar.
Chicos que serán rociados con pesticidas mientras trabajan como
postes, como banderas humanas y que luego serán reemplazados por otros
nadies.
"Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama
'esquinero'. Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde
el último lugar donde pasó el 'mosquito', desde el punto del medio de
la máquina y pararse allí", dice uno de los pibes entre los catorce y
dieciséis años de edad. El mosquito es una máquina que vuela bajo y
"riega" una nube de plaguicida. Para que el conductor sepa dónde tiene
que fumigar, los productores agropecuarios de la zona encontraron una
solución económica: chicos de menos de 16 años, se paran con una
bandera en el sitio a fumigar. Los rocían con "Randap, a veces 2-4 D.
Tiran insecticidas y mata yuyos. Tienen un olor fuertísimo. A veces
también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la
nube y nos moja toda la cara", describe el niño señal, el pibe que
será contaminado, el número que apenas alguien tendrá en cuenta para
un módico presupuesto de inversiones en el norte santafesino.
No hay protección de ningún tipo. Y cuando señalan el campo para que
pase el mosquito cobran entre veinte y veinticinco centavos la
hectárea y cincuenta centavos cuando el plaguicida se esparce desde un
tractor que "va más lerdo", dice uno de los chicos.
"Con el 'mosquito' hacen 100 o 150 hectáreas por día. Se trabaja con
dos banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos
desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí
y otras nos traen a casa, depende del productor", agregan los
entrevistados.
Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal:
"Que tengamos cáncer", ejemplifica.
"Hace tres o cuatro años que trabajamos en ésto. En los tiempos de
calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te
revienta la cabeza.
A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre
llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza", dicen
las voces de los pibes envenenados.
"Nos buscan dos productores. Cada uno tiene su gente, pero algunos no
porque usan banderillero satelital. Hacemos un descanso al mediodía y
caminamos 200 hectáreas por día. No nos cansamos mucho porque estamos
acostumbrados. A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico
y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por
eso", remarcan los niños.
El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta
más las hinchazones del estómago, contó. "No tenemos otra opción.
Necesitamos hacer cualquier trabajo", dice el papá cuando intenta
explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas.
La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación
para la Defensa del Ambiente (Funam) habían emplazado al presidente
comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de
erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las
explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos. No hubo avances.
Los pibes siguen de banderas. Es en Las Petacas, norte profundo
santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los
continuadores de La Forestal.
Fuente
s de datos: Diario La Capital - Rosario 03-09-06 / Agencias de

Noticias La Fogata
y Red Eco Alternativo 15-09-06


Hoy 2008 esto sigue sucediendo y mucho más.....